Productores y ejecutivos de varias compañías de Televisión de América Latina y España coinciden en una baja en los niveles de audiencia de sus noticieros, incluso en aquellos con una tradición en horario estelar y con figuras reconocidas. Pocos noticieros de Televisión han sobrevivido intactos a la avalancha de noticias que genera en el instante Internet y a la inmediatez informativa de la radio que suele cubrir eventos vía telefónica y hasta con helicópteros, adelantándose en ocasiones al corte informativo de las grandes cadenas televisivas. Pero el resultado a la baja no hay que justificarlo con los nuevos medios que surgen, donde los celulares, en algunos países, se han vuelto casi periódicos electrónicos, recibiendo alertas informativas sin necesidad de encender la radio o la Televisión.
En Latinoamérica los noticieros de Televisión tienen una utilidad fundamental para la convivencia de los ciudadanos, porque a través de ellos, además de informarse, se crean o destruyen estados de opinión, sensaciones sociales y percepciones de la realidad, en ocasiones conocidas y reafirmadas para el televidente cuando ve el noticiero, y en otras sorprendente cuando descubre lo que no le afecta. Lo contradictorio para el objetivo de informar es cuando esos mismos noticieros latinoamericanos se vuelven fuentes de poder para personas o grupos, partidos y empresarios, y más que informar, usan parte de sus contenidos para hacer propaganda oculta con la noticia, golpeando determinadas tendencias políticas o sociales. Con raras excepciones, en esta parte del mundo la corrupción también aparece transformando las noticias en realidades interpretadas antes de comunicarse, invirtiendo el principio básico de comunicarlas para que sean interpretadas. Cuando se quiere analizar por qué los noticieros han perdido audiencia, no es correcto decir que ante tanta información los televidentes llegan cansados al noticiero de Televisión y pierden interés. Eso falso.
Si algún género tiene la Televisión para competir con cualquier medio y llevar una gran ventaja es el noticiero. El impacto que causa la imagen y la voz, después de una edición moderna y con un guión que refleje todas las partes involucradas en el acontecimiento, sólo es capaz de conseguirlo la Televisión momentos después que ocurren los hechos. Hay que profundizar en el llamado color de las noticias, en la importancia que dan hoy los noticieros a la vida cotidiana de las personas comunes frente a temas ajenos como los precios del petróleo –que también hay que informarlos-, o el aburrimiento en la forma de decir y mostrar las noticias, a veces con una ausencia total de las verdaderas caras sociales, las razas y hasta las formas de hablar de un país. En próximos comentarios haré un análisis más detallado de la estructura dramática del guión de un noticiero y cómo las historias han desaparecido, rompiendo con la tradición de informar sin dejar de cumplir las reglas básicas del entretenimiento.
Un buen noticiero nos pone al tanto de lo sucedido y nos deja reflexionar sin aburrirnos, porque las noticias también deben ser entretenidas.
Por Alexis Núñez Oliva
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